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Píndaro. Aplicación en web para ejercitar el conteo de sílabas en palabras.

Presentación teórica y metodológica

Importante: este documento está aún en construción.





Importancia de la sílaba



La sílaba siempre ha sido una entidad tan importante como difícil de definir con precisión. Los textos tradicionales hablaban de “golpe de voz” y muchos actuales aún lo hacen:

  La sílaba es cada fonema o conjunto de fonemas que pronunciamos en una sola emisión o golpe de voz, cuando decimos una palabra.

La palabra pan tiene una sola sílaba porque se pronuncia con un solo golpe de voz. En cambio, la palabra botella tiene tres, pues al decirla damos tres golpes de voz: bo-te-lla.

(Ver fuente)

Una versión más actualizada es la siguiente:

  La noción refiere a aquellos sonidos que, a partir de una cierta articulación, componen un mismo núcleo fónico, ubicado entre depresiones contiguas de la voz.

(Ver fuente)

La relevancia teórica del concepto está implícita en la denominación de los textos que se han usado para aprender a leer, que se han llamado “silabarios”, como si hubiese un repertorio de sílabas cuyo aprendizaje nos permitiera la lectura.

 

Véase la trascendencia histórica y geográficas del Silabario del Ojo (de 1884) y del Silabario Hispanoamericano (de 1945), ambos usados en nuestro país.

 

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Silabarios tradicionales

 

 

 

 

Alarcos (1968, s.v) caracteriza la sílaba como “el grupo fonético más elemental” y lo describe como un paso de un momento explosión, como momento de inicio de articulación a un “punto silábico” (hoy diríamos núcleo) y a un momento de implosión o debilitamiento.


Hualde y Colina (2014) hacen un detallado resumen de las propiedades silábicas del español. Revisan todas las posibles combinaciones de fonemas en cada posición de la sílaba y presentan un criterio mucho más flexible que las visiones tradicionales al aceptar ciertas reducciones y ciertos “hiatos excepcionales”.




¿Cómo se observa la sílaba?


La sílaba tiene un correlato articulatorio que se manifiesta en el movimiento de apertura y cierre oral. Los ciclos de apertura y cierre de la boca corresponden a las sílabas y los grados de apertura máximos corresponden a los núcleos de las sílabas, es decir a las vocales.


Desde el punto de vista acústico, es decir, del análisis de la señal física del habla, las sílabas tienden a coincidir con picos de una curva de intensidad, tal como se puede apreciar en la imagen siguiente:

 

Oscilograma y curva de intensidad de la frase “La penúltima cenó”.



 

Las partes más altas de la curva de intensidad corresponden a las vocales de la frase y, consecuentemente, a los momentos de mayor apertura bucal. Las consonantes son límite inicial o final de sílaba y los momentos más cerrados de la articulación. Las consonantes más cerradas son las oclusivas (como /p t k/, dos de ellas aparecen en la imagen anterior e incluyen un momento de amplitud cercana a cero en el oscilograma dado por la oclusión de la boca)

Oscilograma de la frase “La penúltima cenó”. Se destacan las consonantes más cerradas de la emisión, las oclusivas p/t





 

Modelos fonológicos


Modelo de coda y rima, o modelo generativo

 

 

Esquema propuesto por Eugenio Martínez Celdrán (1989)

 

la posición N se considera obligatoria en tanto que las demás son opcionales, con jerarquía. Es decir, si aparece Ma puede haber sm. Y con restricciones posicionales para cada caso. 

N puede ser realizado por alguna de las 5 vocales fonológicas del español

sNa y sNp pueden ser algunas de las 2 vocales cerradas i/u.

El sM del Ma puede ser ɾ/l


Un esquema, realizado a partir del anterior, es el siguiente:

 

 

Podemos dar una definición provisoria de sílaba como agrupación de fonemas en torno a un núcleo articulatorio que en español es siempre una vocal. Se trata de una definición que combina criterios funcionales con articulatorios. Ponemos el énfasis en que el núcleo N, es decir, el elemento imprescindible, es una vocal y solo una. Las posiciones sNa (seminúcleo anterior y sNp (seminúcleo posterior) pueden ser ocupadas por i/u fonológicas que se categorizan fonéticamente como semiconsonantes y como semivocales.

 

Teóricamente, las semiconsonantes son más cerradas que las semivocales y estas últimas, a su vez, más cerradas que las vocales. Por razones de distribución, Martínez Celdrán ([completar] Fonología) afirma que los fonemas que pueden ser seminúcleos constituyen fonemas diferentes.


Por otra parte, las consonantes que pueden ser sma (semimargen anterior) son únicamente ɾ/l, las llamadas líquidas.

 

Otras restricciones en la combinatoria silábica no son muy relevantes para esta presentación.



 

El siguiente esquema, muy simplificado, muestra el punto de articulación de cada voca fonológica.

 

Punto de articulación de cada vocal fonológica

 

 

 

La línea roja gruesa superior representa la parte superior del paladar y la línea fina roja inferior, la lengua. Para pronunciar una vocal /i/ la parte anterior de la lengua debe elevarse y adelantarse el cuerpo de la lengua (a la izquierda del lector está la parte anterior, los alvéolos, dientes y labios). A la inversa, para una /u/ la parte posterior de la lengua debe elevarse y el cuerpo de la misma retrocede.


Las vocales que están sobre la línea segmentada (i/u) se denominan cerradas, pues se pronuncian con la mandíbula más cerrada o altas porque el cuerpo de la lengua está más elevado que en las otras vocales. Las vocales a/e/o son más abiertas (la /a/ es la más abierta de todas).


Si hubiese que situar las semivocales y las semiconsonantes, habría que ponerlas por encima de la vocal y más adelante en el caso de i y más atrás en el caso de u. Por otra parte, la semiconsonante debiese ser más cerrada (situada más arriba en el esquema) que la semivocal.

Punto de articulación vocales, semivocales y semiconsonantes


Condiciones ideales para los tipos de secuencias vocálicas


Las secuencias vocálicas pueden ser de dos tipos. O bien las vocales se encuentran en la misma sílaba o bien, en sílabas distintas. A esta diferencia de tipos de secuencias se las denomina secuencias tautosilábicas y heterosilábicas, respectivamente.


En palabras como “cae”, “búho”, “mío”, “creo”, “pareo”, “laúd”, por varias razones, las vocales que se pronuncian contiguas forman sílabas diferentes. En cambio, en palabras como “soy”, “Mario”, “caudal”, “ruido” las vocales contiguas forman solo una sílaba.


Una primera regularidad es que las vocales abiertas (o bajas también llamadas) al estar contiguas forman secuencias heterosilábicas, es decir, sílabas diferentes.


Una segunda regularidad es que las combinaciones de una vocal abierta y una cerrada (o alta), en cualquier orden, tienden a formar una sílaba si la cerrada no es tónica.


Si una vocal cerrada tónica está contigua (fonológicamente, no ortográficamente) a una abierta, en cualquier orden, entonces forman secuencia heterosilábica.


La primera regularidad explica los casos de “aéreo” (4 sílabas), “boa” (2 sílabas), “estéreo” (4 sílabas), “zoo” (2 sílabas); etc.


La segunda regularidad mencionada arriba explica el número de sílabas de “piano” (2 sílabas), “caigo” (2 sílabas), “canciones” (3 sílabas), etc. Pero tiene varias excepciones, al parecer, dialectales. Piénsese en palabras como “criar”, “maullido” y otras no pocas en que el número de sílabas puede ser variable (2 o 1 en la primera; 4 o 3 en la segunda).


La tercera regularidad mencionada es la que explica casos como “laúd” (2 sílabas), “fía” (2 sílabas), “cantaría” (4 sílabas), etc.


Cuando la secuencia es de dos sílabas cerradas, la solución también puede ser variable aunque normativamente se señala que se trata de una secuencia tautosilábica. Las palabras “ruido” e “incluido” están en esta categoría y tienen diferente modo de separación silábica. Estas diferencias también es posible que sean de carácter dialectal.


Subyace a todo lo anterior, que la articulación silábica tiene un orden desde lo cerrado a lo abierto (núcleo vocálico) y nuevamente a lo cerrado. Estas fases se denominan tensiva, nuclear y distensiva.


De lo anterior se desprende que existen reglas, pero también casos en que las reglas se aplican de manera especial. Las diferencias dialectales hacen que una palabra se pueda pronunciar de una manera en un país y de otra forma en otro lugar. Al pensar en herramientas para la educación, este dato se debe tener en cuenta.


Por ejemplo, muchas de las aplicaciones en web que muestran el número de sílabas palabras proporcionan respuestas dudosas o definitivamente equivocadas para el dialecto de Chile. El problema se produce cuando se aplican reglas, del tipo: “si encuentra dos vocales cerradas, cuenta una sílaba”, que funcionan bien con “ruido” pero no con “destruido” ni “instruido” ni “jesuita” y varias palabras más.

 

 

 

Aplicado en http://tulengua.es/silabas/

Aplicado en https://www.silabas.net/

 

https://buscapalabras.com.ar/silabas.php

 

 

 

 

Otra aplicación, de la que se ha borrado la publicidad:

https://www.sílabas.com/separar/incluido





 

Otra aplicación en web, más lúdica y con animación, presenta una palabra. La palabra se desliza por una correa transportadora a velocidad constante. Hay cuatro continentes en los que puede caer la palabra (según el número de sílabas que el usuario le asigne). Cuando el usuario responde, la palabra  cae y se produce un sonido de aprobación o de fracaso según la respuesta. Esta aplicación señala los puntos de acierto que obtiene el participante según el número de respuestas correctas.

 

Aplicado en https://www.cokitos.com/numero-de-silabas/play/




Este último funciona por lista de ítemes y el usuario no ingresa palabra alguna. El programa hace aparecer la palabra por la cual se pregunta, a partir de un repertorio. Por lo mismo, es muy difícil hacer una evaluación detallada de esta aplicación.




Como se puede apreciar, con el método de aplicar reglas, las variaciones dialectales se pasan por alto lo que podría producir más de alguna confusión en estudiantes que tengan un dialecto con excepciones a la regla mencionada. La ventaja de la aplicación de reglas es que el usuario podría escribir una palabra muy desconocida o incluso inexistente y el programa la separaría como si fuese una palabra de la lengua.

 

Un caso más extremo de diferencia dialectal lo constituye el grupo “tl”. Nótese la separación que se ofrece en la aplicación siguiente que, a cualquier hispanoamericano, le resultaría anómala.

 

 

https://www.separarensilabas.com/index.php

 

 

Se propone Píndaro, que funciona con listas de ítemes léxicos (con palabras y pseudopalabras) etiquetados previamente con el número de sílabas según el dialecto chileno.






Proyecciones


Conocer el número de sílabas de una palabra guarda estrecha relación con la conciencia metalingüística del hablante y para quienes trabajan áreas de estudios de adquisición y patologías, es un componente de la conciencia fonológica cuyo desarrollo y buen funcionamiento tiene relación directa con las habilidades de lectura y escritura. Discusiones sobre estos aspectos se pueden encontrar, entre otros, en Defior y Serrano (2011) y Fumagalli, Barreyro y Jaichenco (2014), En términos prácticos, la conciencia fonológica es una habilidad ampliamente incorporada en terapias de habla y lenguaje, tal como se puede observar en la revisión sistemática de Wren, Harding, Goldbart y Roulstone (2018)".


También se ha reportado que para estudios sobre la velocidad del habla es necesaria esta habilidad por lo que Píndaro, podría colaborar en metodologías para esa línea de investigación aportando en la implicancia que ello tiene, como por ejemplo, establecer algunas normas al respecto. Algunas investigaciones que miden la velocidad del habla considerando las sílabas dentro de una palabra se encuentran en Pires et al., 2015;

Castro y Manrique, 2013; Martínez y Rojas, 2011, Amir y Grinfeld, 2011; Fiszbein y Mendes, 2009; De Oliveira y Furquim, 2008 entre otros.


Constituye un saber que se relaciona con la creatividad (por ejemplo, en la poesía en cualquiera de sus formas).


Tiene una proyección a la ortografía acentual, dado que esta información subyace en las llamadas reglas generales de acentuación (que implican identificar la sílaba tónica y categorizar la palabra en grave, aguda o esdrújula).


El programa se puede aplicar desde un computador conectado a la red o un dispositivo móvil, teléfono o tablet. Por lo tanto, se podría usar en clases en colegios de manera formal como mecanismo de ejercitación y aprendizaje.







 

Interfaz (provisional al 24 de junio del 2019)

 

 

 

Referencias


Defior, S y F. Serrano. 2011. La conciencia fonémica, aliada de la adquisición del lenguaje escrito, Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología; 31(1): 2-13.


Fumagalli, J.; J. P. Barreyro y V. Jaichenco. 2014.  Conciencia silábica y conciencia fonémica ¿Cuál es el mejor predictor del rendimiento lector? Revista Argentina de Ciencias del Comportamiento, vol. 6, núm. 3, diciembre, 2014, pp. 17-30.

Hualde, J. y Colina, S. 2014. Los sonidos del español, Nueva York, Cambridge University Press.


Lázaro, F. 1968. Diccionario de términos filológicos, Madrid, Gredos.


Martínez Celdrán, E. 1989. Fonología general y española, Barcelona, Teide.           

Pires, V., Konsen,J y Bolli, H. 2015. Aspectos da fluência da fala em crianças com e sem desvio fonológico evolutivo, Revista CEFAC; 17 (1): 9-16.


Martínez, H y Rojas, D. 2011. Prosodia y emociones: datos acústicos, velocidad del habla y percepción de un corpus actuado, Revista Lengua y Habla; 15: 59-72

           

Amir, O y Grinfeld, D. 2011. Articulation Rate in Childhood and Adolescence: Hebrew Speakers, Language and Speech; 54, (2): 225–240.


Fiszbein, H y Mendes, L. 2009. Velocidade de fala em crianças com e sem transtorno fonológico, Pró-FonoRevista de AtualizaçãoCientífica; 21 (1): 19-24.


De Oliveira, V y Furquim, C. 2008. Perfil evolutivo da fluência da fala de falantes do Português, Pró-Fono Revista de Atualização Científica; 20 (1): 7-12.



Wren, Y. , Harding, S. , Goldbart, J. and Roulstone, S. 2018, A systematic review and classification of interventions for speech‐sound disorder in preschool children,  International Journal of Language & Communication Disorders; 53: 446-467.